Había una vez un perro llamado pulgoso, él era feliz paseando por el Prado, el jardín de su amo era su lugar favorito, lleno de flores: Jazmín, girasoles, violetas, rosas entre muchas otras plantas, dolores le hacían sentir en las nubes, era súper especial para él poder disfrutar de sus paseos matutinos a la par de su amo. Él era peludo, tanto que parecía un gran peluche, grande tanto que parecía un ternero, tierno y cariñoso, lamia los cachetes de su amo. Un día su dueño enfermó y él ya no podía salir a dar sus vueltas acostumbradas, pero él siempre ladraba a su amo para que este supiera que él estaba allí para él, más su amo falleció y heredó a un niño, hijo de su hermana, el perro estuvo triste echado a la par de la tumba de su amo según él más aquel nuevo dueño no sabía qué hacer, ya que, veía ese hermoso animal triste y decidió ponerse a jugar frente a él con una bola, el perro al verlo dejando de lado su dolor se puso a jugar con el niño, su nuevo amigo re...